Editorial Dulcamara se complace en presentar, un bestseller y “obra maestra”, según la comunidad literaria más severa de Mianmar. Nos referimos a la autobiografía de un personaje fuera de serie, caballero inigualable y viajero de primera: Dionysius Applepie.
Dionysius creció en el seno de una familia aristócrata de Yorkshire. Desde su nacimiento, fue revestido con monóculo y sombrero. Al cumplir el año se le enseñó a levantar el meñique y a exagerar su acento. El caballerito perfecto.
Pero Dionysius tenía un problema; detestaba a la gente. Asistir a las reuniones y bailes era un suplicio. Las personas le parecían seres patéticos y estúpidos, demasiado ocupados en egoísmos y frivolidades como para entender cualquier cosa.
Su misantropía le acarreó problemas familiares y lo lanzó al aislamiento, pero eso no le importó. La soledad le sentaba mejor. Por un tiempo, Dionysius se dedicó a la literatura, pero cuando entendió que los libros también habían sido escritos por personas, le parecieron de lo más ridículos y los abandonó.
Después tuvo un cachorro para acompañarse, pero los animales eran tan burdos como los humanos. Como última opción se dedicó a la horticultura, y encontró en el reino vegetal la única compañía aceptable. Sin embargo, las plantas tenían el inconveniente de siempre estar rodeadas por la humanidad. El miso acto de cultivarlas era degradante. Dionysius no podía soportar el mundo de las personas, así que ideó un plan para abandonarlo finalmente.
Puso todos sus cuidados en su manzano favorito, hasta cultivar la manzana más grande que se hubiese visto alguna vez. Un fruto lo suficiente grande y sano como para tener su propia gravedad y soportar un largo viaje. Pasaron varias temporadas de cultivo, pero después de mucho trabajo, Dionysius logró la manzana perfecta, y por primera vez en su vida sonrió.
Tomó la manzana y subió a la cima de York Minster, colocó una larga escalera, trepó, y cuando estuvo en el peldaño más alto, saltó con todas sus fuerzas. La manzana se elevó y se llevó a Dionysius fuera de la tierra, convirtiéndose en un pequeño planeta frutal.
Dionysius se encontró en el eterno vacío del espacio, un lugar virgen de la humanidad, sumido en un silencio encantador y una calma maravillosa. Ahí, en la nada, fue feliz. Pero de pronto sintió un pequeño estremecimiento, algo que venía del interior de la manzana. Se agachó para mirar de cerca, cuando de pronto, de la cáscara, surgió un gusano tan grande como la fruta que resoplaba, gritaba y devoraba todo lo que se le ponía en frente. Por lo general, Dionysius no se hubiese molestado con algo así, se habría dado la vuelta y marchado sin decir nada, pero en el espacio no había a dónde ir, sólo le quedaba esa manzana.
Quiso luchar con el gusano, levantarlo y lanzarlo al cosmos, pero no tenía la fuerza suficiente. Antes de que devorara la manzana, Dionysius intentó calmarlo con una canción, y para su sorpresa funcionó. El gusano se calmó y se le enredó en el cuello. Aquello era terrible, queriendo la soledad absoluta, se había hecho de un indeseable compañero al que no podía expulsar y del que no podía huir. Se había condenado a viajar por el universo con un ser tan desagradable como los seres humanos allá en la Tierra.
Muchas aventuras encontraron a Dionysius en su viaje, lugares indescriptibles y peligros como ninguno. Un gusano desagradable y muchas manzanas. Pero para conocer todas esas historias habrán de comprar el libro que Dulcamara Inc. pone convenientemente a su disposición.
Dionysius creció en el seno de una familia aristócrata de Yorkshire. Desde su nacimiento, fue revestido con monóculo y sombrero. Al cumplir el año se le enseñó a levantar el meñique y a exagerar su acento. El caballerito perfecto.
Pero Dionysius tenía un problema; detestaba a la gente. Asistir a las reuniones y bailes era un suplicio. Las personas le parecían seres patéticos y estúpidos, demasiado ocupados en egoísmos y frivolidades como para entender cualquier cosa.
Su misantropía le acarreó problemas familiares y lo lanzó al aislamiento, pero eso no le importó. La soledad le sentaba mejor. Por un tiempo, Dionysius se dedicó a la literatura, pero cuando entendió que los libros también habían sido escritos por personas, le parecieron de lo más ridículos y los abandonó.
Después tuvo un cachorro para acompañarse, pero los animales eran tan burdos como los humanos. Como última opción se dedicó a la horticultura, y encontró en el reino vegetal la única compañía aceptable. Sin embargo, las plantas tenían el inconveniente de siempre estar rodeadas por la humanidad. El miso acto de cultivarlas era degradante. Dionysius no podía soportar el mundo de las personas, así que ideó un plan para abandonarlo finalmente.
Puso todos sus cuidados en su manzano favorito, hasta cultivar la manzana más grande que se hubiese visto alguna vez. Un fruto lo suficiente grande y sano como para tener su propia gravedad y soportar un largo viaje. Pasaron varias temporadas de cultivo, pero después de mucho trabajo, Dionysius logró la manzana perfecta, y por primera vez en su vida sonrió.
Tomó la manzana y subió a la cima de York Minster, colocó una larga escalera, trepó, y cuando estuvo en el peldaño más alto, saltó con todas sus fuerzas. La manzana se elevó y se llevó a Dionysius fuera de la tierra, convirtiéndose en un pequeño planeta frutal.
Dionysius se encontró en el eterno vacío del espacio, un lugar virgen de la humanidad, sumido en un silencio encantador y una calma maravillosa. Ahí, en la nada, fue feliz. Pero de pronto sintió un pequeño estremecimiento, algo que venía del interior de la manzana. Se agachó para mirar de cerca, cuando de pronto, de la cáscara, surgió un gusano tan grande como la fruta que resoplaba, gritaba y devoraba todo lo que se le ponía en frente. Por lo general, Dionysius no se hubiese molestado con algo así, se habría dado la vuelta y marchado sin decir nada, pero en el espacio no había a dónde ir, sólo le quedaba esa manzana.
Quiso luchar con el gusano, levantarlo y lanzarlo al cosmos, pero no tenía la fuerza suficiente. Antes de que devorara la manzana, Dionysius intentó calmarlo con una canción, y para su sorpresa funcionó. El gusano se calmó y se le enredó en el cuello. Aquello era terrible, queriendo la soledad absoluta, se había hecho de un indeseable compañero al que no podía expulsar y del que no podía huir. Se había condenado a viajar por el universo con un ser tan desagradable como los seres humanos allá en la Tierra.
Muchas aventuras encontraron a Dionysius en su viaje, lugares indescriptibles y peligros como ninguno. Un gusano desagradable y muchas manzanas. Pero para conocer todas esas historias habrán de comprar el libro que Dulcamara Inc. pone convenientemente a su disposición.
Así que no lo piensen más y solicítenlo antes de que se acabe. Pronto les informaremos de la firma de autógrafos (aunque no podemos garantizar la asistencia de Dionysius, él aún los odia a todos).
29 comentarios:
Extrañamente se parece un poco a Jim y el durazno gigante. XD
uts nadie lo va a ver
Es cierto lo que dice Peyote ¡Sé parece a Jim y el Durazno Gigante!
Saludos Dr
Me gustaría conocer sus aventuras junto a la lombriz gigante, envieme una autobiografía a chango s.a. de c.v. por favor.
Saludos
Quiero dos libros, estoy seguro que Paula Shultz también quiere una copia. Dr, sus historias, son geniales, siempre están repletas de sorpresas. :D
Saludos
A mí también me recordó a la peli del durazno o gigante; al cuento de las habichuelas mágicas; el dibujo al Principito y las manzanas a fresas de Strawberry fields forever.
Debió haber sido una odisea. Cualquiera que haya podido escribir una autobiografía en tales condiciones sin duda merece mi atención.
Si ya le mandó las dos copias a Josuédric ya no lo cargue mi cuenta jejeje
Saludos!!
Si tuviera sombrero, me lo quitaría.
Profesor Zovec, quién sabe, tal vez Dionysius instaure una nueva moda espacial.
Venganza, siempre es una opción, aunque no sé si a Dionysius le gustaría.
N. Ni modo, Dionysius tendrá que aprender a vivir con el gusano.
Ego, Josuédric y Eferklag, sus volúmenes ya están en camino.
Niña Rara, gracias, y se interesó no dudes en comrpar el libro.
MnS, si deseas podemos arreglarte una cita con Dionysius, auqnue no podemos garantizarte que se digne a hablar.
El Aletz, esos jefes son una molestia, aguarda un poco y crearé un producto para solucionar ese problema.
Paula Schultz, buena pregunta, esa y muchas otras se resuelven en el Prólogo. Tu libro ya lo mandé a Josuèdric.
Saludos. :)
Ann, una situación común, te mando dos ejemplares.
Elvis Carrot, gracias.
aLeVoSia, ya lo pusimos en camino.
Pd: Genial Como siempre Dr. Dulcamara.
Dionysius, se parece un tanto a muchos de nosotros, los que odiamos a algunas personas con locura y pensamos en hacerles cosas malas commo lanzarles un rayo usando superpoderes... en fin
Mi gran duda es... ¿cómo pudo enviar su autobiografía?
Yo quiero hacer mi pedido ahora, envíelo pronto.
Enhorabuena Dr. Dulcamara,seguro ganará mucho dinero con esta publucación...
¡Qué historia tan maravillosa!
Quiero el libro, lo quieroooo.
Yo no soy humano, soy un conejo rosa radioactivo ¿crees que Dionysius y yo podemos ser amigos? o por lo menos ¿crees que me autografíe mi libro?
Dr. Dulcamara, exijo tener su Twitter y en dado caso de que no tengas; exijo lo abras.
Saludos.
PD.-Ya empece a seguirte, bueno ya lo hacía desde antes pero apenas me decidi a hacerlo publicamente.
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Yo queria quiero conocer esas otras aventuras, peligros e historias de ese compa Dionysius.
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Emmm, esteee... a lo mejor suena raro pero de alguna extraña manera me identifique un poco con Dionysius. Frecuentemente disfruto de una tarde en completo y absoulto silencio, de ese silencio que te permite escuchar tus propios pensamientos.
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Pero luego aparece algun vecino ruidoso con su musica a todo volumen, o un perro que no para de ladrar y lo arruina todo. Es en esos momentos que me identifico con Dyonisus.
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Oye compa, dile a Dyonisus que me venda una de esas manzanas...
¡¡¡Pero sin gusano!!!
Rikky, sí, no sé cómo hizo Dionysius para cruzar el espacio sin darle una mordida a la manzana.
Estrella Dark, quieres superpoderes de destrucción? Dulcamara Inc. puede arreglarlo.
Ladu Jesus, Dionysius nunca ha conocido a un conejo rosa... así que tienes posibilidades, te lo presentaré. Y ante semejante exigencia prometo abrir twitter cuanto antes.
Morinakemi, gracias, y no te preocupes, sé que algunso prefieren no confesar que consumen Dulcamara Inc. jeje.
Superhero, Sí, todos hemso querido estar en su lugar algunas veces. Te mando un libro con descuento y una manzana gigante (si hay gusano no es mi responsbailidad)
sr dulcamara debería ud vestirse en éste halloween de Dionysius Applepie, así sería ud el caballerito perfectoo !
;D
Apárteme una copia del libro.
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