El pobre Robert es intolerante a la lactosa
Querido Doctor Dulcamara:
Soy una ferviente admiradora de su trabajo y por eso me atrevo a escribir esta carta. Estoy en una situación desesperada y no sé a quién más acudir. No deseó molestarlo con mis problemas, pues usted ya esta muy ocupado haciendo del mundo un lugar mejor, pero soy una niñita que necesita ayuda.
Mi vida no ha sido fácil, quedé huérfana a los dos años cuando una parvada de flamencos furiosos masacró a mis padres durante un viaje de observación de aves, de donde proviene mi fobia al color rosa.
El seguro me dio lo suficiente para llevar una vida sin preocupaciones, pero mi albacea resultó ser un criminal de talla internacional que se fugó con todos mis ahorros y fundó una pequeña nación militarista en las Bahamas, de donde proviene mi fobia a los Estados dictatoriales.
Fue entonces que me mudé a un orfanato del Opus Dei, donde quedé al cuidado de un sacerdote tuerto que me obliga a zurcir bolsos de imitación, y de ahí mi fobia a la alta costura.
Pero lo que realmente me ayuda a sobrellevar cada día, es mi adorado Robert. A Robert lo encontré una noche entre los escombros e inmundicias de mi habitación. Un pequeño ratoncito que se convirtió en mi amigo inseparable.
Todas las tardes tomo un poco de queso de la cocina para alimentarlo, y aunque al principio todo era felicidad, Robert ha enfermado los últimos días. Cuando ve el queso salta de alegría y lo devora, pero después entra en episodios de larga agonía.
Temo que Robert sea alérgico a la lactosa, y dado que el único alimento que puedo conseguir es el queso viejo que cae tras el refrigerado, me siento desesperada. Doctor Dulcamara, espero que pueda atender mi petición, Robert es mi única alegría. No tengo mucho dinero, pero podría darle los ahorros para mi operación de rodillas (¿mencioné que tuve poliomielitis?).
Atte
Linda, la pequeña huérfana tuberculosa con un gran corazón.
Estimada Linda:
Tu carta me ha conmovido. La lucha de Dulcamara Inc. contra la intolerancia a la lactosa es famosa en el mundo de los magnates y super villanos altruistas. Te sorprendería la cantidad de tragedias que ha provocado dicha aflicción.
¿Sabías que Hitler y Charles Manson eran intolerantes a la lactosa? Imagina todas las vidas que se hubiesen salvado si ese par hubiese podido tomar un vaso de leche en las mañanas. Pero para que sepas más sobre esto anexo un folleto. Ahora: el problema de tu amigo.
Lamento decirte que la intolerancia a la lactosa es actualmente una enfermedad incurable, y aunque en Dulcamara Inc. tiene algunos tratamientos experimentales, dudo que pudieses costearlos. Pero descuida, yo entiendo el dolor de ver a un amigo sufrir así, y por eso te recomiendo “Mercy Pills” la única píldora de eutanasia que no ha sido prohibida gracias a varios huecos legales.
Sólo adminístrala a tu amigo Robert y verás como su dolor desaparece. Olvídate de la pena que te acarrea su dolor, con sólo una pastilla te sentirás libre y él seguramente irá a un lugar mejor donde el queso y la leche no dañarán su intestino. Libera a tu amigo y sosiega tu alma con “Mercy Pills” (para ti con 20% de descuento).
Así que olvídate de esa terrible enfermedad y continua con tu bella vida… bueno, en tu caso sólo continúa con tu vida.
Saludos
P.D. Esta carta fue enviada por cobrar. Uno de mis hombres pasará en la semana a recoger el dinero que ahorras para tu operación, recuerda que toda consulta causa honorarios.